A Pisa è nato il collettivo antipsichiatrico Antonin Artaud contro gli usi ed abusi della psichiatria.
Nessuno di noi è psichiatra, psicologo o uno "specialista " della mente ma siamo tutte persone
interessate a contrastare gli effetti nefasti che questa scienza del controllo produce sull'intero corpo sociale.
Ci sembra necessario mettere in discussione le pratiche di esclusione e segregazione indirizzate
a tutti quelli che non accettano il sistema di valori imposto dalla società.
E' arrivato il momento di rompere il silenzio che permette il brutale perpetuarsi di tutte le
pratiche psichiatriche e di smascherare l'interesse economico che si cela dietro
l'invenzione di nuove malattie per promuovere la vendita di nuovi farmaci.
Ci proponiamo di fornire:
- un aiuto legale
- informazione sui farmaci e sui loro effetti
collaterali
- denunciare le violenze e gli abusi della psichiatria

Chiunque è interessato può intervenire alle nostre assemblee che si svolgano
tutti i martedì alle 21:30 c/o lo Spazio Antagonista Newroz in via Garibaldi 72 a PISA
per info : antipsichiatriapisa@inventati.org
3357002669

attivo il nuovo sito del collettivo
www.artaudpisa.noblogs.org

giovedì 30 aprile 2020

traduzione in spagnolo del testo "Alcune riflessioni sull'emergenza" REFLEXIONES SOBRE LA EMERGENCIA


REFLEXIONES SOBRE LA EMERGENCIA



Estamos viviendo un momento tan  difícil como dramático para nuestra sociedad. Si por un lado asistimos a un aumento progresivo del malestar individual, y en consecuencia del número de personas que están viviendo con dificultad la soledad a la cual están obligados, por otro existe el riesgo de un aumento de los conflictos interpersonales, y de la conflictividad familiar debida a la convivencia forzada. Las mujeres que sufren de violencia doméstica se encuentran obligadas a cohabitar con sus agresores;  y se incrementan los casos de jóvenes que  debido a las dificultades para sostener un alquiler, se ven obligados a volver a vivir con sus familias de origen, llevándonos a  una renovada centralidad del modelo de familia patriarcal. También los niños y los adolescentes privados de su libertad para socializar, jugar e interactuar, están viviendo situaciones particularmente difíciles.

En cuanto colectivo antipsiquiátrico estamos preocupad@s por el aumento de los suicidios, por el uso frecuente  del TSO (Tratamiento Sanitario Obligatorio), y  por el posible aumento del consumo de psicofármacos y de la contención física en las unidades diagnósticas y de cura psiquiátricas. Denunciamos el uso del Taser para apaciguar a quienes se encuentran en una situación difícil,  tal como sucedió hace unas semanas dentro de una sucursal de Correos  en Turín en el  que a causa de un altercado estallado entre un hombre y los demás presentes por que no llevaba mascarilla, el hombre fue aturdido  por los carabinieri, y dejado  en el suelo en espera de que llegase la ambulancia.

Es asimismo preocupante la situación en las instituciones penitenciarias, que se encuentran  en situación de hacinamiento crónico. Ahora más que nunca se pone en evidencia  la necesidad de la superación de la cárcel a través de modelos alternativos de pena. Una amnistía general es improrrogable, la liberación de los detenidos por sus luchas sociales, de los drogadictos, de los presuntamente enfermos de patolog
ías psiquiátricas, y en general de todos quienes expían penas por crímenes relacionados con las fallidas leyes prohibicionistas en materia de drogas.

Arriesgamos ahora que la crisis económica y social que ya estábamos sufriendo con anterioridad al inicio de esta pandemia, se amplifique y arrolle a la gran mayoría de la población. En Italia el Covid-19 ha acelerado un proceso de años encaminado a la demolición del Servizio Sanitario Nazionale (Servicio Nacional de Salud) en beneficio de las cada vez más numerosas cl
ínicas privadas,  por medio de políticas bipartidarias fundadas en recortes, empresarización y privatización; es difícil ocuparse de una verdadera tutela de la salud cuando para las ASL (centros territoriales del sistema nacional italiano) y las empresas hospitalarias, la prioridad es  la de atender a sus balances.

Desde el  principio el Covid-19 se ha mostrado como “un virus para ricos”, y cada vez más personas empiezan a entender que no todos estamos en el mismo barco. Un elevadísimo precio ya  lo están pagando quienes no tienen una casa o están obligados a compartirla con otras personas en espacios inadecuados; quienes están obligados a realizar su trabajo sin llevar los dispositivos de protección idóneos; quienes han perdido sus empleos o quienes se encuentran imposibilitados de hacerlo porque trabajaban  en negro. Además hay quienes  no pueden  beneficiarse del tele-trabajo o  del aprendizaje en línea por que no poseen  un ordenador en sus hogares y /o una conexión internet fiable.
¿Cómo hacen los sin papeles, los sin techo, quienes no tienen  acceso a los servicios sanitarios ni  a amortiguadores sociales? Quienes  viven en la calle por necesidad, corren el riesgo de un ulterior  agravamiento de su situación, tanto desde el punto de vista judicial como sanitario. Nos preguntamos qué  repercusiones conllevará este estado de emergencia para quienes ya viven en una condición de aislamiento y exclusión.

Mientras asistimos al martilleante llamamiento a la unidad nacional, milliones de personas todavía se ven obligadas a ir al trabajo,  la mayoría de las veces viajando en medios de transporte públicos repletos , sin protecciones de ningún  tipo, y sobretodo en sectores no esenciales en absoluto como los de la industria armamentística o los bienes de lujo.
Es muy probable que los que nos gobiernan intentarán hacer pagar el precio de esta emergencia a las trabajadoras, a los trabajadores y a los sujetos más frágiles; no existe ninguna voluntad de atacar a los grandes patrimonios privados llevando a cabo mecanismos de redistribución de la riqueza. Las emergencias sociales y sanitarias requieren un cambio en la distribución de los recursos colectivos, los cuales en cambio, durante las útimas décadas fueron desviados sin descanso  desde lo público hacia lo privado con la aprobación de la industria y la banca.

Sólo recientemente hemos sabido que muchos contagios ocurrieron en el interior de Fundaciones e Instituciones privadas, en las RSA (Residenze Sanitarie Assistite; Residencias de Personas Mayores) y en las residencias psiquiátricas, sin que se hubiesen tomado adecuadas medidas de protección.
Dentro de esas instalaciones toda una humanidad indefensa sucumbe,  a menudo y silenciosamente, a los abusos sociales por parte de quienes ya les declararon como improductivos, y por lo tanto sacrificables. Con el manifestarse de nuevos casos, sus responsables decidieron atrincherarse dentro y cerrar cualquier tipo de contacto con el exterior, a pesar de que no tenían los medios para contrastar  la difusión del virus (En la región Lombarda, según la Resolución emitida, los ancianos, dada la alta situación de riesgo, no deberían ser atendidos en cuidados intensivos; de ahí que  haya responsabilidades a nivel regional).  El resultado en muchas zonas  ha sido una difusión masiva de la epidemia, y a pagar el precio más alto son los mayores de 80 años, los intransferibles y los propios  trabajadores sanitarios que ponen en riesgo su vida.
En una instalación psiquiátrica de la provincia de Génova los efectos debidos a la epidemia han sido dramáticos: de 40 usuarios,  38 resultaron positivos a los tampones, y de momento el contagio ha provocado tres muertos. En Milán dentro de la RSA de la Baggina ha habido 200 muertos, y en la provincia de Brescia dentro de una instalación para mujeres expsiquiatrizadas las pérdidas de vidas humanas fueron 22. Considerando todas las regiones, la Toscana no es menos que las demás: en un total de 320 RSA,  56 de las cuales encargadas a la gestión de las ASL,  ha habido aproximadamente 170 decesos. Es necesario hacer una reflexión sobre el  Estado garante: a inicios de marzo el Gobierno
se pronunció declarando que la situación estaba bajo control, pero los acontecimientos lo desmentieron de inmediato. Los tampones para el personal sanitario han llegado con retraso, y dos meses después del inicio de la emergencia , las mascarillas se están entregando con cuentagotas mientras los presidentes regionales se pasan la pelota de las propias responsabilidades,  en las regiones “suspendidas” como la Valseriana (provincia de Bergamo, Lombardía) mientras tanto se ha sacrificado a los mayores y a los sujetos más vulnerables. Veremos  lo que nos planteará la así llamada Fase 2.

¿Cómo no pensar también en los muertos en las Rems (Residenza per l’Esecuzione delle Misure di Sicurezza; Instalación Psiquiátrica Penitenciaria) y en las cárceles a causa del Covid 19? Una situación como  la actual demuestra que la superación de las instituciones totales debería estar entre los objetivos de nuestras luchas. Los pacientes psiquiátricos afectados por el Covid 19 se encuentran doblemente a riesgo: según el testimonio de un médico que ejerce en Lombardía, los psicofármacos interfieren con los tratamientos para el Covid19 planteando el inmediato problema de su dosificación, lo cual a su vez, causa un estado depresivo facilitando la acción del virus o un estado eufórico durante el cual los pacientes a menudo se arrancan las mascarillas de oxígeno arriesgando así su propia vida. De hecho, estos médicos, que no son psiquiatras sino internistas o virólogos, se tienen que enfrentar con la modulación de una terapia para pacientes de los que ignoran completamente sus historias clínicas.

Desde hace semanas  los medios de comunicación siguen describiendo esta realidad como un estado de guerra en el que nuestros hospitales representan las trincheras de hoy,  con una narración de los acontecimientos tendente a alimentar los miedos e incertidumbres colectivas sobre las cuales se legitiman y encuentran consenso todas las elecciones de la gestión securitaria de la que somos testigos.
El uso cada vez más generalizado de las redes sociales y de las tecnologías digitales comporta nuevos paradigmas de la vigilancia y reconfigura la organización del trabajo. Por supuesto las redes sociales facilitan los contactos interpersonales, pero nunca podrán reemplazar la necesidad de relaciones sociales no mediadas  intrínsecas a la especie humana;  se da el riesgo de que las nuevas tecnologías acaben por trastornar y aridecer nuestras relaciones sociales ya bastante fragmentadas por modelos económicos, políticos y culturales que se nos representan como ineluctables. La retórica del nuevo paradigma digital está completamente  subordinada a lógicas de control total e hiperexplotación. No olvidamos tampoco que cada conexión no hace más que enriquecer las multinacionales de Big Data además de llenar sus archivos con nuestros datos personales  permitiéndoles obtener perfiles cada vez más refinados.

Fundamentalmente la construcción mediática de una contraposición entre las libertades individuales y la salud pública ha sido cultivada deliberadamente por los medios de comunicación, eligiendo criminalizar los comportamientos individuales  convirtiéndolos en verdaderos chivos expiatorios para esconder los intereses de los industriales que pedían, y siguen pidiendo a gritos, seguir produciendo a pesar del evidente riesgo de nuevos contagios. Mientras tanto, el ciudadano convertido en cómplice, e investido del rol de sheriff  acaba por denunciar a quien, a su entender, no respeta la ley.

Resulta evidente  que los dispositivos de protección personal  y el respeto de la distancia de seguridad son útiles para la contención del contagio, si bien nos arriesgamos a acabar en una espiral de control social represivo y permanente. Si por un lado el sentido de responsabilidad nos impone respetar las medidas de separación social para contener  el contagio y preservar la salud colectiva, por otro no podemos dejar de reivindicar como tal elección, aparentemente convergente con las restricciones impuestas por los decretos,  proceda de razones muy diferentes de las del Gobierno. Además del desmantelamiento del sistema sanitario por obra de los Gobiernos en los últimos años , no tenemos que olvidar como los nuevos mecanismos de control de la población - tales  como la represión de la disidencia y de las conductas desviadas, el control de desplazamientos, la militarización de las calles, la negación del derecho a la huelga, etc… - a los cuales durante este periodo el Estado ha recurrido en nombre de la salud pública, muy probablemente permanecerán incluso con el fin de la emergencia, y acabarán por enriquecer el armamentario de decretos de seguridad y leyes de emergencia , que ya hoy en día, limitan nuestras libertades individuales y colectivas. Tendremos que entender, vigilar, y quizás defendernos de un futuro “Estado Médico” que estará cada vez más legitimado para controlarnos y medicalizarnos en nombre de una salud pública cada vez más lejana de las necesidades de tod@s .

La actual pandemia muestra claramente que tenemos que cambiar nuestro enfoque de  las ganancias económicas hacia las verdaderas necesidades de la humanidad y del planeta, ya que en ciertos momentos o nos salvamos tod@s, y junt@s, o no se salva nadie.

Collettivo Antipsichiatrico Antonin Artaud 
traducido por francesco_giannatiempo

Collettivo Antipsichiatrico Antonin Artaud 

(traducido por francesco_giannatiempo)

Collettivo Antipsichiatrico "Antonin Artaud" Pisa - 2007 antipsichiatriapisa@inventati.org